Los análisis genéticos de antepasados se basan en mutaciones que se asientan en familias durante cientos de años, por eso el algoritmo no tiene en cuenta datos de aproximadamente los últimos 300 años (8 generaciones). Dado que se remonta a entre 25 y 30 generaciones atrás, es normal que no salgan las regiones donde han vivido nuestros abuelos y bisabuelos. Debes tener en cuenta que las generaciones anteriores pudieron migrar y asentarse en las zonas que tú conoces hace relativo poco tiempo, pero las mutaciones más consolidadas en su ADN pueden proceder de otra región, y estas son las que tenemos en cuenta.

Se estudian marcadores autosómicos, que nos dan una información de los linajes paterno y materno, sin posibilidad de hacer una separación entre ambos. Además, algunas señales de ancestría no se heredan de padres a hijos. Hay dos factores principales que pueden dar lugar a diferencias, incluso entre hermanos de padre y madre:

En primer lugar, de los 46 cromosomas que heredamos, 23 pertenecen a cada linaje, es decir, no heredamos toda la información genética de cada progenitor. Por lo tanto, es posible que la combinación de cromosomas que heredas de tu padre y tu madre no represente completamente toda la ascendencia de tus antepasados.

Además, en cada generación se produce un intercambio de fragmentos entre los cromosomas. Esto se conoce como recombinación genética. Se trata de un proceso aleatorio y, aunque hay ciertas regiones del genoma en las que este proceso puede ser más común, es casi imposible estimar los fragmentos que recombinarán en cada generación y los fragmentos que se heredarán a la descendencia. Esto explica que los fragmentos heredados varíen entre familiares, incluso entre hermanos de padre y madre y, por consiguiente, también varíen la información genética y las señales de ancestría.

No, este no es un test de paternidad. Es un test de ancestralidad, con el que puedes ver con qué lugares geográficos es más probable que estuvieran relacionados tus antepasados.